En un programa como PorAmérica, en el que participaron fundaciones empresariales y organizaciones de base de seis países, junto con RedEAmérica, la red temática que impulsa el desarrollo de base en la región, con el BID – FOMIN y con el Consorcio para el Desarrollo Comunitario de Colombia, que fue el organismo ejecutor del programa, la opinión de todos los actores es importante. Acá se puede conocer.
La Asociación de Desarrollo Comunitario de Sajcavilla nació para administrar servicios públicos, agua potable, sistemas de plantas de tratamiento y alcantarillado sanitario en la aldea de Sajcavilla, a 33 kilómetros de Ciudad de Guatemala. Esa iniciativa les mostró que podían incursionar en emprendimientos de generación de ingresos, por lo que montaron un proyecto de cultivo de tomate en invernadero que postularon a PorAmérica, logrando un incremento de producción del 643%, de ventas de 1300% y la construcción de seis invernaderos, entre otras cosas.
“Nosotros habíamos hecho un proyecto piloto con una institución que se llama Red Nacional de Grupos Gestores. Luego tuvimos contacto con la Fundación Carlos F. Novella y ellos nos dieron a conocer PorAmérica. Nos dijeron que por qué no le entrábamos al concurso y meter nuestro proyecto. Entramos con un proyecto de cultivo de tomate bajo invernaderos, nos apoyaron muchísimo.
“Lo máximo con el proyecto fue descubrir técnicas en la siembra, el cultivo de tomate, la construcción de invernaderos, mantener climas adecuados para la planta. También la implementación de buenas prácticas agrícolas y de buenas prácticas de manufactura. Fuimos capacitados sobre cómo usar plaguicidas, agroquímicos, protección personal, evitar intoxicaciones. Porque en nuestro pueblo, aquí en Sajcavilla, hay muchos floricultores, pero no ha habido capacitación en cuanto al uso de agroquímicos. Nosotros logramos esas habilidades de cómo manejar invernaderos técnicamente, tener la humedad que debe prevalecer, manejar la temperatura dentro de un invernadero, por ejemplo”.
“En la parte administrativa establecimos controles de producción, manejo de costos, inclusión de mano de obra; que es otra cosa que en nuestra comunidad no se daba. Los agricultores o los floricultores hacen sus parcelas, siembran sus flores pero no llevan controles ¿Cuánto agroquímico? ¿Cuánto fertilizante? La mano de obra, por ejemplo, no se cuantifica. En cambio en este proyecto ingresamos todos los datos para establecer rentabilidad. Eso en la parte puramente administrativa.
“Hemos logrado el establecimiento de seis invernaderos. Quiere decir que hemos podido generar alrededor de unos seis empleos fijos que están produciendo tomate y que antes buscaban un empleo, trabajarle a alguien. Ahora no. Ahora ya pudimos crear eso en nuestra comunidad, seis empresas familiares que trabajan para la Asociación.
“Además, uno de los productos finales dentro del proyecto de PorAmérica fue la creación de la Cooperativa Productora de Tomate. Es un ente que puede comercializar porque a través de la Asociación nosotros no podemos hacerlo. Entonces, estamos trabajando para fortalecerla, asociando más gente. Y no solo nos vamos a dedicar a la producción de tomate sino que hay una gama de servicios que podemos ofrecer, por ejemplo créditos. Ahorro y crédito. Entonces hacia eso le estamos apuntando nosotros en este momento, ir fortaleciendo lo que quedó del proyecto, que es una cooperativa”.
La comuna Sitio Nuevo está ubicada entre Santa Elena y Manabí, en el norte de la costa ecuatoriana. Cuenta con veinte talleres de elaboración de artesanías en tagua, algunos de ellos con más de diez años de experiencia, siendo esta actividad, junto a la agricultura, la que mayores ingresos representa a sus pobladores. Los 22 miembros de la Asociación presentaron un proyecto a PorAmérica para el mejoramiento de la producción artesanal en tagua y el fortalecimiento organizacional de la comuna.
“Nuestra perspectiva era mejorar la calidad de vida de los artesanos, mejorar la producción, asociarnos. Y fortalecernos en la comercialización. Anteriormente se hacía una producción desorganizada y cada artesano tenía sus propios clientes.
“Nos pudimos capacitar en comercialización, cortes y acabados, gestión, liderazgo, administración. Todo eso nosotros creímos que eran materias básicas para poder emprender nuestra organización.
“Con lo que aprendimos creamos nuevas líneas de producción en bisutería, y productos artesanales como llaveros, cubiertos, adornos. También hicimos el respectivo muestrario, obviamente para identificarlos mejor a cada uno. Y buscamos la estandarización de productos: peso, tamaño, codificación de cada uno de ellos. Y aunque no se descartó que cada uno de los artesanos tengan sus clientes le dimos prioridad a la parte asociativa, producir para la asociación, porque eso es ganancia para cada uno de nosotros.
“Además, con fondos de organizaciones gubernamentales de aquí de Ecuador que también se vincularon a este proyecto, se pudo fortalecer la producción con maquinaria. Obviamente todo esto como resultado mejoró nuestros ingresos.
Ahora nuestro plan a futuro es buscar mercados. Nosotros ya estamos comercializando nuestros productos a nivel internacional, a Alemania. pero con poco volumen. Estamos pensando hacerlo en mayor volumen, donde haya más producción y por lo tanto se genere una mayor utilidad.
“En la actualidad ya se tiene la capacidad de poder negociar con clientes. Porque le cuento: anteriormente había ese temor de la gente de campo, por no tener un nivel de preparación académica, que tiende a intimidarse en el momento de enfrentarse a un cliente. Entonces con estas capacitaciones logramos fortalecernos, romper paradigmas. Y ya que se han hecho portafolios de productos, donde hay una carpeta donde uno puede ir a donde un cliente y decir: bueno, aquí está mi producto, esto hago, esta es la finalidad, estos son los objetivos y de esta manera podemos trabajar”.
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