En un programa como PorAmérica, en el que participaron fundaciones empresariales y organizaciones de base de seis países, junto con RedEAmérica, la red temática que impulsa el desarrollo de base en la región, con el BID – FOMIN y con el Consorcio para el Desarrollo Comunitario de Colombia, que fue el organismo ejecutor del programa, la opinión de todos los actores es importante. Acá se puede conocer.
En la propuesta metodológica de PorAmérica se planteó la figura de un coordinador técnico para que sirviera de canal de información desde las entidades acompañantes y las organizaciones de base en cada país hacia la Unidad Ejecutora del programa y desde esta última hacia las primeras.
Los coordinadores se encargaron de recoger y canalizar inquietudes e interrogantes de las entidades acompañantes (EA) y las organizaciones de base (ODB), requerir información de la evolución de los proyectos, revisar y aprobar los informes trimestrales que debían presentar las ODB para nuevos desembolsos, hacer llegar toda esa información a la Unidad Ejecutora (UE) y asegurarse que en cada país se conocieran los requerimientos y disposiciones de la Unidad, así como de coordinar actividades de apoyo al Programa.
Los coordinadores técnicos no tuvieron funciones operativas, de asesoría o de seguimiento en campo porque el diseño del programa no lo planteó así –ese era el trabajo de las entidades acompañantes-, pero no pocas veces sirvieron de apoyo a las ODB y las EA para solucionar problemas de gestión o de administración de las iniciativas locales.
Tal posición les dio una inmejorable oportunidad para conocer sus fortalezas y sus debilidades. Didier Serna en Colombia y Wanda Rosa Silva en Brasil cumplieron con esa labor en el programa y comparten sus opiniones sobre las dificultades, los logros y cómo dar un paso adelante en proyectos de este tipo.
“Creo que una limitación que siempre nos va a acompañar en los proyectos rurales es el bajo nivel de escolaridad de los beneficiarios – comenta Didier. Eso obstaculizó mucho el proceso. Porque PorAmérica tuvo un manual de contrataciones y compras que debía regirse por los lineamientos del BID y que por su complejidad hizo difícil la ejecución de los proyectos. Igualmente la poca experiencia de las organizaciones en el manejo de recursos y proyectos de este tipo, que fueron muy exigentes, dificultó la dinámica y la ejecución de los mismos”.
Por su parte, Wanda Rosa anota que “una gran dificultad es pensar un proyecto para ser aplicado en seis países, siendo uno de habla portuguesa. No se pensó en un presupuesto para traducciones. Las organizaciones de base no hablan español. Querer que ellas entiendan otro idioma es pedir mucho. Eso fue una dificultad. Nosotros tuvimos por ejemplo una capacitación en buenas prácticas de gestión, vino un profesional colombiano, fue un problema serísimo. Tuvimos que contratar traducción simultánea”.
Para Didier otro problema fue el de los formatos. “Nos llenamos de muchos formatos; había formatos para todo y eso terminó siendo un despiste para las organizaciones, para todo el mundo. Y sobre todo esos formatos de informes técnicos e informes financieros. Y los informes tenían que presentarse en dólares, lo que constituyó una dificultad grandísima porque trimestre a trimestre cambiaba la tasa y si dejaban excedentes en el siguiente informe había que establecer cuáles eran a una tasa y cuáles a otra”.
Wanda Rosa observa algo que también menciono Didier sobre el papel de los coordinadores técnicos. “Desafortunadamente, nuestro trabajo es virtual, yo estoy aquí en mi computadora, recibo todo el material de las organizaciones, hago reuniones en Skype, pero sería muy importante que el coordinador técnico pudiera visitar las organizaciones. Es diferente una reunión presencial a una reunión en Skype, es diferente el entendimiento de las necesidades propias”.
Sobre el acompañamiento, Didier también hace una observación, pero desde otra perspectiva: “Contractualmente quedó que el acompañamiento al menos iba a ser de dos visitas por mes a la organización. Pero una vez arrancan los proyectos el acompañamiento tiene que ser permanente. Eso cada semana hay que estar ahí. Y el problema es que los técnicos no eran exclusivamente para estos proyectos. Tenían otra serie de responsabilidades”.
Tales restricciones quedaron planteadas en el diseño del proyecto y en el presupuesto destinado a la coordinación, por lo que no fue posible subsanarlas en el curso del Programa.
Los proyectos también se enfrentaron a problemas inesperados. “La cuestión del cambio de moneda –comenta Wanda- fue otra situación problemática para las organizaciones, nosotros tuvimos dificultades de todos los órdenes para recibir el dinero en las organizaciones. Por ejemplo una de ellas dio el nombre equivocado en el banco y la plata venía y volvía. En otra organización, la plata llegó y el banco intermediario solicitó la devolución y nadie sabía dónde estaba la plata; tomó un año para que nosotros lográramos localizar la plata. Entonces, toda esa falta de experiencia con la operación de cambio, en los envíos internacionales, fue bastante perjudicial para algunas organizaciones, porque se demoraron mucho en recibir los recursos”.
Hay que anotar que, con el intercambio de experiencias implementado por el Programa en la prórroga a la II Convocatoria, los coordinadores técnicos pudieron acompañar y conocer mejor a las ODB, así como se abrieron posibilidades de seguimiento de proyectos mediante las cuales los coordinadores pudieron visitar la mayoría de los proyectos, sobre todo aquellos que tenían dificultades.
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